Historia
y características de las vidrieras góticas
La
vidriera del Gótico supone la definitiva consolidación,
desarrollo y expansión de este arte en toda Europa y, según
muchos autores, el periodo de que mejor define la esencia del
arte de la vidriera.
La vidriera se constituye
en la principal forma de pintura monumental, transforma la arquitectura
del momento y se convierte en el vehículo idóneo
para expresar los conceptos de la mística y el simbolismo
del Cristianismo de los siglos finales de la Edad Media.
Desarrollo
de la vidriera gótica
La vidriera de los primeros
años del Gótico no surge como una nueva forma de
expresión artística sino que es ya un arte maduro
y plenamente formado, fruto de varios siglos de experimentación
y búsqueda. Posiblemente, su logro principal, a diferencia
de la vidriera del Románico que hubo de adaptarse a los
estrechos ventanales impuestos por la arquitectura, consiste en
haber transformado las formas constructivas del momento y el concepto
lumínico en el interior de los edificios religiosos.
La transición del
Románico al Gótico y del Gótico al Renacimiento
no se produjo de forma brusca e inmediata. Fue un proceso lento
y paulatino, durante el cual las formas del Gótico fueron
imponiéndose al estilo precedente o cediendo paso al estilo
entrante. Teniendo en cuenta las importantes diferencias cronológicas
existentes entre los distintos países en la adopción
y abandono del nuevo vocabulario artístico, podemos datar
los comienzos de la vidriera Gótica en la primera mitad
del siglo XIII, y su final hacia finales del siglo XV y principios
del XVI, produciéndose en ambos periodos de transición
interesantes fusiones de estilos.
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